Y quién dijo que Guangzhou es el infierno? yo...pero he cambiado de opinión.
Cuanto más vengo, más interesante lo encuentro.
Bien es cierto, que nada más salir de la estación me recibieron una ola de aire que no olía precisamente a rosas y dos señores escupiendo a dos centímetros de mis semidesnudos pies...Welcome to China!!
La última vez que vine, estaba casi sola en el restaurante del hotel. Ahora la Feria de Cantón ha comenzado y el mejor buffet libre de la ciudad con western food de calidad está a rebosar.
Sentada sola en mi mesa, disfrutando de un poco de jamón de parma y una copita de vino tinto, pude observar las diferentes mesas que me rodeaban.
Mesas mixtas, compuestas por estadounidentes y chinos. Hacía mucho que no veía tantos americanos, que no oía tanto inglés yankie, y que no veía tantos gordos...
En esas mesas todos hablan de negocios, los chinos invitan a los yankies, que aún se creen los reyes del universo, los chinos parecen unos pringados, pero son los que se están enriqueciendo... produciendo todo lo que los americanos consumen desenfrenadamente.
La estética americana, su mundo y sus valores, se ven aquí en profunda decadencia...están tan gordos que parece que se han tragado el mundo. Aún tienen la sartén por el mango, pero por cuánto tiempo?
Sólo el incremento de la producción de zapatos en China del año pasado, equivale a la producción total de zapatos en Europa...
Nadie crece tanto como ellos...esperemos que no acaben de devorar el planeta y que el cambio de liderazgo sirva para enfocar las cosas de otra manera...
Aunque lo dudo. Desgraciadamente, aquí va todo muy deprisa, se abraza con tanto entusiasmo el dinero y la modernidad que lo demás pasa a un segundo plano, o deja símplemente de existir...como las niñas que acaban de aparecer mendigando por la terraza del Starbucks.