Esta mañana tampoco me dió ninguna pena irme de Guangzhou...caía el diluvio universal!
Comí con Sisi, una chica muy maja, diseñadora de un proveedor con el que trabajamos. En la comida tratamos el tema inevitable entre dos chicas en China: el matrimonio. Otra vez que tengo que explicar qué hago aún libre y sin compromiso, sin planes de formar una familia y cuidar de un hogar...y ella estaba frustradísima porque debido a su extenuante trabajo, no logra sacar tiempo ni energía para conocer a un chico que se quiera casar con ella...y ya tiene 28 años!
De ahí fuimos al aeropuerto y...cómo no DELAY...y sin hora de salida...debido al mal tiempo.
La vida en China es recibir una de cal y otra de arena...Ante el retraso sin hora prevista de salida, me fuí a un sitio de masajes que acaban de abrir en el recién inaugurada terminal del aeropuerto. No os imaginéis nada glamuroso ni lujoso, es un sitio con varias salas con sofás donde hay chinos (hombres) fumando y dándose masajes en los pies.
Pedí una sala sin humo y me hicieron un masaje increíble de una hora de pies, pero era hasta la rodilla y también incluía un poco de espalda, sentada y con los pies en agua caliente...salí de ahí ligera como una pluma! Estas son las cosas que amo de estar aquí!
Pero el buen humor me duró poco porque la situación con el avión sigue igual...nadie sabe dónde está nuestro avión ni cuándo llegará.
Así que buscando un sitio con WIFI llegué a un café que parece una tasca, llena de hombres jugando a las cartas, fumando y gritando...donde cobran 7 euros por una taza de café!
....Quiero llegar a mi casita...ya...
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