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Ya hace una semana que he vuelto de Europa y el sueño sigue sin estar en su sitio. Estas vacaciones me he dado el festival de los masajes para relajarme y cuidarme, pero no me han hecho efecto, a pesar de la melatonina y otras sustancias inductoras del sueño recetadas por mi médico.

Así que hoy he recurrido a la Reflexología. En China es toda una ciencia con mucha tradición, y la usan para curar casi todo. Nada tiene que ver con los masajes placenteros y relajantes que uno tiene en mente cuando piensa en esto...la reflexología duele, y mucho. Ya me lo advirtieron cuando pedí a la mejor de la consulta, la número 6.

Primero con los pies en remojo y sentada, te trabajan la espalda, los hombros, el cuello y la nuca...ahí ya ví las estrellas, y la chica me decía que no dormía bien porque tenía el cuello fatal...a juzgar por el daño que me hacía, debía tener razón en eso.

El masaje de pies en sí fue como una tortura. Te estruja, te clava los dedos, los nudillos y los puños con toda su fuerza en mil puntos dolorosísimos de la planta del pie y de los dedos (esos puntitos de colores del dedo gordo del pie son los peores). Todo cruje por dentro, es como si debajo de la piel algo se rompiese. Yo gritaba, gemía, reía, suplicaba...y ella me sonreía y seguía...así durante una hora. Lo mejor, el final, me puso unas toallas calientes en los pies y en las pantorrillas y siguió masajeando a golpes, pero ya no dolía.

Entiendo que este tipo de terapias no sean muy populares en occidente, siempre es más rápido y menos doloroso zamparse una pastilla para dormir...pero lo bueno de la reflexología es que es muy eficaz y no tiene efectos secundarios. Veamos esta noche si es así..